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Desaparición de Fabiani: el abogado de la familia duda de un sector de la policía y plantea un escenario fatal

Enrique Fabiani, un jubilado de 74 años oriundo de Santa Clara de Buena Vista, en la provincia de Santa Fe, llegó a principios de junio a Entre Ríos a participar de una cacería junto a familiares y amigos en la zona de Alcaraz, en el departamento La Paz.

El último dato que se tiene de su paradero lo brindó Julio Lodi, quien en la medianoche del martes 4 oyó ruidos, salió de su casa y se encontró con Fabiani, desorientado. Lo increpó, le advirtió que estaba en propiedad privada, y este se disculpó y se retiró.

Este jueves se cumple el primer mes de la desaparición de Fabiani, y para el abogado Rubén Pagliotto, querellante en la causa, será una fecha clave: “Lo hablé con los hijos de Fabiani, y se lo insinué al fiscal (Mauro Quirolo, de la Unidad Fiscal de Villaguay): si para el jueves no hay ningún avance y se agudizan, se profundizan o aumentan las dudas que tenemos respecto a si la Policía actuó o no actuó en este caso, vamos a solicitar el inmediato apartamiento de la Policía. Aunque con esto no estoy denostando a la institución policial. Esta decisión es por la desconfianza que se cierne desde mi visión sobre algunos funcionarios de Abigeato. En ese caso, se solicitará especialmente que intervenga una fuerza sobre la que tengo mucha confianza, que es la Gendarmería”, expresó Pagliotto durante una entrevista con el programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7.

Pagliotto plantea sus «dudas» respecto a un sector de Abigeato, la división de la Policía que se encarga de los delitos en zona rural, y su «connivencia» con los dueños de los campos. «Tengo el pleno conocimiento que no existen crímenes perfectos -afirmó el letrado-. Cuando una persona no se encuentra después de tantos días, a pesar de las intensísimas tareas de búsqueda, de las que doy fe, es porque hay terceros involucrados. Y los terceros involucrados, y en esto no abro juicio de valor, sino estoy conjeturando en voz alta, generalmente son fuerzas de seguridad, que están más preparadas para hacer desaparecer un cuerpo. No hago juicio de valor, sino que planteo una hipótesis. Tenemos todo el derecho a pensar que Enrique Fabiani no ha fallecido de muerte natural».

Pagliotto plantea un escenario fatal: «Me hace pensar que ya no buscamos a una persona viva, sino que estaríamos buscando a una persona muerta. Si esa persona está muerta, dos posibilidades caben: o esa persona se murió de muerte natural, o a esa persona la mataron. En el caso de que la hayan matado, se abren otras posibilidades. O fue atacada por un animal, porque es zona de monte cerrado, con presencia de muchos jabalíes, que es un animal muy agresivo, o le dieron muerte, y acá se abren dos posibilidades. O fue muerte accidental, porque alguien creyó que Fabiani no estaba cazando sino que estaba robando, o que le hayan querido dar un susto y lo hayan matado sin querer. Lo cierto que cualquieras sean las hipótesis que finalmente se terminen corroborando, hoy la familia no puede duelar al familiar. No puede cerrar una etapa, porque los hijos lo buscan vivo. Pero quienes estamos en esto un poco más curtidos, y nos guiamos por un protocolo profesional, ponemos seriamente en dudas de que Enrique Fabiani esté vivo».

¿Duda Pagliotto de Julio Lodi, el estanciero que vio por última vez Fabiani? ¿Duda de la intervención de la Policía?

«Cuando pasan muchos días es porque hay que empezar a sospechar que quienes investigan pudieron haber contribuido en algo. Pudo pasar que el dueño del campo se haya asustado y disparó al bulto y le dio muerte. En ese caso, suele haber connivencia entre Policía rural y los estancieros. y hay una suerte de cofradía. Si muchos me escuchan decir esto, se van a enojar. Pero tengo el deber profesional de no dejar ninguna hipótesis librada al azar. Tenemos la obligación de llegar hasta las últimas consecuencias con todos los caminos o tesis que se generen a partir de dudas, a partir de inconsistencias y contradicciones, que las hay. Lodi relata una cosa, después dice otra. Dice que armas no tiene, pero se le allanó el casco de la estancia, y se le encontró no una sino tres armas, y las tres sin registrar. O las diferencias horarias de la Policía. No se sabe bien por qué Lodi llamó a Abigeato si él mismo relató que salió afuera de su casa al escuchar perros en el fondo. Salió con una linterna -nadie a las 12 de la noche, en una zona de mucho robo, sale con una lintena-: lo primero que no le creemos a Lodi es que haya salido solo con una linterna, y que haya mantenido un diálogo con Fabiani», sostiene.

Luego, abunda en sus dudas. «¿Por qué intentó primero comunicarse con el destacvamento policial, y como no fue atendido, se comunica de inmediato con Abigeato? Los policías de Abigeato que lo atendieron por teléfono refieren que lo advirtieron muy sacado, fuera de sí. Abigeato llega a lo de Lodi a la 1 de la mañana del día 5 de junio, con 3 o 4 funcionarios. Tampoco se sabe cuántos fueron desde Bovril. No se sabe si vuelven a Bovril a las 4, las 5 o las 2,30 de la madrugada, como indica la cámara de un establecimiento que se llama Picapalos. Ahí hay al menos una inconsistencia. No se sabe bien si los de Abigeato que fueron a lo de Lodi llegaron a las 2,30, a las 3 o las 4. No entendemos cuál era el motivo para convocar a la Policía por parte de Lodi si él mismo dijo que hoy estaba arrepentido de haberlo tratado tan mal a Fabiani», señala.

Fuente: Entre Ríos Ahora

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