Aportaron imágenes sobre las supuestas 10 valijas que entraron sin control desde Miami

Los fiscales que investigan el ingreso al país de valijas que no habrían sido controladas y que venían en un vuelo privado desde Miami, en un avión de propiedad de un empresario cercano al Gobierno, presentaron un dictamen en el que muestran imágenes sobre cómo el equipaje eludió las revisaciones.
El vuelo en cuestión entró al país el 26 de febrero pasado. Viajaba Laura Belén Arrieta y el avión es de Leonardo Scatturice, el comprador de Flybondi, uno de los nexos entre el gobierno argentino y el círculo cercano al presidente estadounidense, Donald Trump.
Las sospechas de irregularidades en el ingreso al país de este avión fueron hechas públicas por Carlos Pagni en el programa Odisea Argentina (LN+). El vocero presidencial, Manuel Adorni, negó en su momento que el equipaje hubiera eludido los controles. “Es fácticamente imposible que alguien haya visto a alguien con diez valijas”, dijo Adorni. Pero los fiscales aportaron pruebas que demostrarían lo contrario.
El día siguiente a que Pagni mencionó el episodio la Aduana emitió un comunicado en el que señaló que “tanto a la aeronave como a la tripulación y a los pasajeros se les realizaron los controles de rutina, conforme a la normativa vigente al momento del arribo del medio de transporte, sin detectarse ninguna irregularidad o novedad en el proceso”. Explicó que “el avión quedó en situación de tránsito en un hangar del aeropuerto hasta el día 5 de marzo, cuando partió con destino final a París, donde también se efectuaron los trámites de rutina sin que se registraran novedades”.
Scatturice, empleador de la joven viajera de 32 años, está radicado en Miami y tiene un pasado ligado al espionaje. Arrieta y Scatturice fueron organizadores de la conferencia conservadora CPAC en Buenos Aires, de la que participó Javier Milei. Fue a través de la CPAC, en Estados Unidos, que Milei accedió al presidente Trump. Con la difusión del viaje de Arrieta salió a la luz el vínculo de Scatturice con el Gobierno.
De la investigación judicial participan el fiscal del caso, Claudio Navas Rial, y la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA). Los fiscales presentaron en la causa un dictamen en el que consideran acreditado que no se controlaron las valijas.
En ese documento los fiscales afirmaron que de las diez valijas que llegaron al país solo fueron declaradas cinco y que ninguna fue debidamente controlada.
Los fiscales dijeron: “Del material fílmico aportado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria se constata que el punto operativo contaba con tecnología de control no intrusivo (escáner) y con un dispositivo tipo “semáforo” destinado a activar el mecanismo de revisión selectiva. No obstante, se observa que, mientras el área se encontraba libre de aglomeraciones, los tripulantes y la pasajera del vuelo N18RU fueron reconducidos por personal aduanero (…) hacia una vía secundaria, sin atravesar los escáneres ni ser sometidos a revisión de equipaje».
El dictamen advierte además: “Durante el mismo lapso -entre las 08:56 y las 09:20 horas-, comenzaron a ingresar otros pasajeros al mismo sector, todos los cuales, sin excepción, fueron sometidos al control de equipajes mediante escáner”.
Y sostiene: “Esta diferencia en el tratamiento resulta particularmente significativa, ya que no obedeció a una situación de congestión ni a una saturación operativa que justificara una alteración en la dinámica de control. Tampoco se trató de un procedimiento aleatorio accionado por el semáforo u otro dispositivo automatizado, sino que, tal como se aprecia en las imágenes, el desvío fue una decisión expresa y directa del personal aduanero, adoptada a pesar de la disponibilidad de medios tecnológicos para llevar a cabo la inspección”.
El dictamen también advierte que se puede observar a la pasajera Arrieta con un “comportamiento inusual”.
Según la opinión de la Justicia, la mujer bajó del avión con “un teléfono celular que habría sido entregado a una agente de la Aduana, que respondió con un gesto de ‘okey”.
Arrieta llegó a Aeroparque en un avión privado Bombardier Global 5000, con matrícula de los Estados Unidos N18RU. El plan de vuelo de la aeronave incluyó, después de siete días frenado en Aeroparque, a Francia como destino, con una escala en Tenerife. Ella, no obstante, declaró en Migraciones que su destino final era Estados Unidos.