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“Cuartito”, el líder prófugo que se convirtió en amo y señor del extremo noroeste de Concordia

Lo apodan “Cuartito”. Su apellido, Cabaña. Su nombre, Carlos.

Desembarcó hace años en el barrio Los Pájaros, uno de los más alejados del centro de Concordia, donde se termina (o empieza, según se mire) la capital del citrus. Vecinos cuentan que el primer lote que ocupó lo habría recibido de una funcionaria municipal ligada a un credo evangélico, aunque no hay pruebas al respecto. Está más claro en cambio cómo hizo para conseguir otros lotes y casas, donde se afincaron familiares y laderos.

“Cuartito” se las ingenió para escapar. No está entre los 19 detenidos del lunes último, cuando Concordia despertó con el sobrevuelo de un helicóptero de la policía, y la friolera de 19 allanamientos, que fueron autorizador por el Juez de Garantías Darío Mautone, a pedido del Fiscal José Arias, actualmente a cargo de una investigación que comenzó en abril de 2022, en principio conducida por el entonces fiscal Francisco Azcue, y teniendo como brazo auxiliar protagónico a la Policía de Concordia.

De entrada nomás, los investigadores chocaron con un serio obstáculo. Casi nadie se animaba a hablar sobre los Cabaña. Bastaba mencionar ese apellido, para que los vecinos callaran, con ese silencio que sólo el miedo puede volver tan hermético.

Pero la tarea investigativa pudo igualmente avanzar. Lo primero que saltó a la vista es que la banda de los Cabaña tenía como una de sus múltiples actividades la usura, bajo una de sus peores modalidades. Prestaban a altísimos intereses sumas de dinero a gente muy pobre y desesperada, a quienes les retenían las tarjetas de planes sociales. En los allanamientos, encontraron más de un centenar de esos plásticos en poder de la organización.

“En muchas ocasiones -contó un policía a El Entre Ríos, las víctimas no pagaban el ‘crédito’ o cambiaban el pin de la tarjeta, y es ahí cuando la banda arremetía violentamente contra toda la familia, con amenazas, lesiones, incendios de viviendas, baleados, generando terror y miedo. Muchos de los préstamos no superaban los 500 pesos, con los que inmediatamente sus ‘beneficiarios’ compraban una dosis de droga, a pocos metros del lugar”.

La “expansión” de los Cabaña en el extremo noroeste de Concordia se aprovechó también de mujeres solas con hijos. “Las aterrorizaban hasta lograr que abandonaran sus viviendas y las ocupaban con un familiar directo o con otro integrante de la banda”.

Como ya se ha vuelto común en muchos lugares del país y de Latinoamérica, el brazo armado de los Cabaña está integrado por menores, “soldaditos” que los siguen a cambio de dinero y sustancia.

Los allanamientos del lunes último permitieron el secuestro de armas de fuego, drogas fraccionadas (cocaína), elementos informáticos y diferentes electrodomésticos y motocicletas con pedido de secuestro, además de una amplia colección de tarjetas de planes sociales.

Tan variados fueron los elementos encontrados en los allanamientos como también son múltiples los delitos que se atribuyen a la banda, empezando por “asociación ilícita”, y siguiendo por “tentativa de homicidio”, “robo calificado”, “abuso de armas”, “extorsión” y “fraudes”, entre otros.

Este jueves será la audiencia mediante la cual la Justicia de Garantías escuchará a las partes, acusación y defensores, tras lo cual decidirá si le da cabida o rechaza el pedido formulado por el Ministerio Público Fiscal de prisión preventiva para los 19 detenidos.

Mientras en los tribunales se debatirán “razones jurídicas”, allá lejos, a kilómetros del centro, en barriadas que la mayoría de los concordienses ni siquiera conocen, muchos vecinos aguardarán con extrema tensión lo que suceda. Aunque se sienten algo más aliviados tras las detenciones, el miedo aún se respira en las calles, tanto porque el líder sigue prófugo como porque los apresados quizá consigan zafar de la cárcel.

No es una hipótesis infundada. Los vecinos saben lo mismo que sabe el policía que aceptó hablar con El Entre Ríos: “Muchos de los detenidos y prófugos son viejos conocidos del sistema judicial, pero la mayoría nunca cumplió condena alguna”. ¿Será diferente esta vez?

Fuente: El Entre Ríos

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