Según sus palabras, “todo empezó el lunes 11 de octubre, cuando una amiga me pasó un anuncio de un supermercado mayorista con una solicitud de empleo y un mail para enviar un CV. Como actualmente estoy buscando trabajo, porque realmente lo necesito, envié mi CV y a las dos horas me respondieron”.
Entre otras cosas, en la respuesta, el supuesto empleador solicitó documentación específica y anunció lo que sería el sueldo básico del que obtuviera el puesto de trabajo. Además, explicó que de manera opcional podrían abonarse los costos de los trámites para ser realizados por un administrativo particular.
Una vez confirmado el interés, desde la supuesta organización brindarían una dirección para realizar una entrevista de trabajo tras confirmar el depósito de dinero. Sin embargo, el domicilio mencionado no era verdadero.