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El duro testimonio de una víctima de violencia desprotegida por la Justicia

Valentina Zabala Franco, docente rural en el departamento La Paz, usó su perfil de Facebook para mostrar la vulnerabilidad en la que quedó después de acudir a la Justicia por protección ante la situación de violencia de género en la que quedó envuelta cuando quiso cortar una relación de pareja marcada por el maltrato. Convivió tres años y no supo cómo decir basta: no pudo hacerlo.

Sintió la violencia, percibió los golpes, se dio cuenta de cuánto fue desvalorada: oyó siempre las puteadas de su pareja. No sabía cómo salir de esa espiral oscura. «Estuve en relación conviviendo tres años y medio. Desde el primer día que lo conocí tuvo actitudes violentas conmigo. No sé si lo quise justificar, pero lo dejé y después me encontré en medio de algo de lo que no pude salir. Pero en abril de este año yo decido terminar con la relación por muchas cosas: me agredía verbalmente, físicamente, psicológicamente. Pero después vuelve, y me amenaza que se iba a quitar la vida, me decía que yo era todo para él, que yo tenía que estar con él, yo no supe qué hacer. Se me mezclaron los sentimientos y decido darle otra oportunidad. Pero las actitudes violentas fueron más fuertes. Una vez, se enoja, tenía esa maldita maña de enojarse, e irse de mi casa y me amenazaba por whastapp. Me decía que me odiaba, que me tenía asco, que era una hija de puta. Un montón de barbaridades. Yo le decía: `Bueno, Iván, soy todo eso que vos decis que soy, pero por favor, vení y llevate todas tus cosas y terminemos en paz`. Y me decía: `No, yo no voy a terminar con vos`. Todo lo tengo grabado, tengo las capturas que las agregué en la denuncia», cuenta.

Valentina decidió denunciar a su pareja por violencia de género.

Pero en la Justicia sintió el ninguneo, la desprotección, la indefensión.

Lo contó públicamente en su muro de Facebook:

«El día sábado 16/12 a las 9.30am Iván Larrea fue a mi casa. Violando toda restricción. Salí de mi casa desesperada. Me agredió física, verbal y psicológicamente, pero esta vez ante los ojos de todos, incluso tengo un vídeo que prueba que es un violento. No es loco, no es enfermo, no nos confundamos. Es un `macho` y sabe muy bien con quién sí y con quién no.

«Muchísimas personas se solidarizaron conmigo. Compartiendo su foto, video y demás. Para qué? Para que hoy 18/12 a las 17:00hs aproximadamente por decisión del fiscal (en realidad, juez) Dr. Walter Daniel Carballo , me notifiquen que él se encuentra con `prisión domiciliaria`, sin tobillera hasta el 5 de enero. Después, nadie sabe. En otras palabras, lo dejaron irse tranquilo a su casa. Con el silencio cómplice de su familia. Porque eso son: cómplices».

 

La violencia, cuando se instala en casa, es difícil que pueda caber en el entendimiento de un burócrata judicial.

Cuando Valentina entendió que su pareja había abandonado para siempre la casa y la relación buscó distanciarse y proponerle separarse. «Se va de la casa y me manda whatsapp: me avisa que me tenía que matar si no él iba a venir a matarme. Pero yo no tomé dimensión de las cosas. Un día volvió a la casa: yo todavía no lo había denunciado. Eran cerca de las 8 de la noche. Entra y agarra un cuchillo y dice: `Te voy a matar, hija de puta`. Sigo con él. No sabía qué hacer. Estuve como una semana más. El 5 de agosto tuvo otra situación violenta, y el 10 de agosto decido denunciarlo», cuenta.

Lo denunció. El fiscal Facundo Barbosa tramitó la causa; intervino el juez de Garantías Walter Carballo.

La Justicia le dictó medidas de restricción a su expareja, que no cumplió. La primera medida se extendió hasta el 23 de noviembre. «Nadie me notificó de nada. Yo no sabía que tenía que pedir que extiendan la restricción. Por eso, un día él viene a mi casa, yo llamo a la Policía y la Policía, me dice que las medidas de restricción habían vencidas y que tenía que volver a denunciar para que le aplicaran otra vez la restricción. Nadie me había avisado nada», detalla.

-¿El fiscal nunca se comunicó cuando vencieron las medidas de restricción?

-No, nunca. Nunca se comunicaron.

-¿Por qué decidiste contar lo que te pasó en un posteo de Facebook?

-Sinceramente no siento ningún tipo de protección de parte de la Justicia. Vivo con miedo. Tengo que vivir acompañada. Yo trabajo, soy docente. Vivo en la ciudad de La Paz y trabajo en el campo. Me levanto muy temprano.

-¿Y cómo haces?

-Vivo con miedo. Tengo que vivir pensando estrategias cómo viir, por donde ir, con quién andar, todo el tiempo es así, no vivo tranquila, vivo con miedo. Se lo dije a la Policía también. Con el fiscal no tuve oportunidad de hablar. Yo sé lo que es capaz de hacer mi expareja.

Ahora, decidió contratar un abogado particular. «Corro peligro en mi casa, en mi trabajo, en cualquier lugar. No me siento protegida en ningún lugar», dice.

Le han entregado un botón antipánico, pero no le han suministrado crédito para el celular, y el botón antipánico -que es una aplicación- sin crédito en el celular, no funciona. «El sábado quise activar el botón y me había quedado sin crédito. Apreté cuatro veces el botón y no funcionó. Y decidí irme de mi casa. Las cuatro activaciones no fueron enviadas porque yo no tenía crédito en el celular. Necesitás crédito en el celular para que funcione el botón antipánico. Internet no sirve: sí o sí necesitas crédito para mensajes de texto», cuenta.

 

 

 

 

 

 

Foto Ilustrativa

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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