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Inspectoras, blanco de las agresiones en la calle

A mediamañana del martes 6, Romina F, inspectora de tránsito de la Municipalidad de Paraná,  estaba en la zona de calle Colón, a dos cuadras de Plaza Alvear, y cumplía su trabajo: se formó en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y forma parte de los equipos que desde hace un puñado de meses se distribuyen por las distintas esquinas de la ciudad.

En eso estaba cuando advirtió que un hombre, de alrededor de 60 años, a bordo de un Fiat Palio Adventure, estaciona en un lugar no permitido. Toca el silbato, le hace seña que en esa zona, que debía salir de ahí. El conductor gesticula, entre el fastidio y el desinterés, y deja el auto en el lugar no permitido. Romina F hizo lo que debía hacer: le labró un acta de infracción.

El episodio ocurrió frente a Laboratorio Nanni, sobre calle Colón, donde hay cartelería que veda estacionar; más adelante, un lugar para carga y descarga las 24 hora, y en la esquina con San Juan, una parada de colectivos. “Hacía mi recorrido en esa cuadra cuando veo que se estaciona el Palio. Lo silbateo, y le hago seña que no se puede estacionar. El hombre hace un gesto que no le importaba lo que yo decía; también el chico que cuida autos le dijo que no se podía estacionar. Yo labré el acta. Se la dejo en el parabrisas”, cuenta Romina F.

El conductor advirtió la sanción y montó en cólera: le exigió a la inspectora que le retirase la multa y comenzó a filmarla con su celular, la acosó de muy malos modos, la persiguió, y le dice, en seco: “¿Por qué no te morís?”. La agresión continuó: la tomó del brazo, la zamarreó. Romina F. llamó al 911, llegó la Policía. Entonces el hombre la amenazó. Al rato, fue detenido y se le formó causa en la Justicia.

El viernes 9, Romina F. estaba sobre calle Colón, y hacía control de tránsito y advirtió que el Palio pasó por la zona. Era el mismo hombre de la agresión: se burló, le gritó, sonrió.

“Yo ahora me siento vulnerable en la calle”, dice la inspectora a Entre Ríos Ahora. “No puedo reaccionar a una agresión. No puedo estar en la calle y que pase un infractor y me agreda”, cuenta. “En realidad, todos nos sentimos vulnerables. Son mayoría mujeres, pero también hay chicos en la calle trabajando”, agrega.

No es el único caso. No es la primera vez que pasa. El cuerpo de inspectores está expuesto a agresiones, ninguneos, puteadas, reclamos, maltrato. No se tolera el pitazo, la recomendación de este lugar no, no está permitido, el pedido de cumplir las normas, respetar en qué lugar estacionar y en cuál sitio no.

Romina denunció el hecho en la Comisaría 2ª: allí contó que después de aplicar la multa por estacionar en infracción, “me hace señas que no le importaba y se va a un local que está en la esquina, por lo que procedo a labrarle el correspondiente acta de infracción; a los 10 minutos aproximadamente, cuando vuelve, se enoja por la multa, me exige que le saque la multa, a lo que le respondía que no se podía hacer, la multa ya estaba hecha, me saca el papel de la mano y me dice: `¿Por qué no te morís?`”.

El miércoles 7 la situación de agresión se replicó con otra inspectora que controlaba el tránsito sobre calle La Paz, en proximidades del Hospital San Roque: le quisieron pegar, quitarle el celular, filmarle. A la tarde, otra inspectora que controlaba en el corte de Corrientes y Andrés Pazos –el cruce está cortado por obras en la Semipeatonal y la construcción del mandapeatón-, una pareja joven quiso pegarle cuando les impidió pasar por una zona donde está vedado el tránsito por obras.

El último gran altercado público entre una inspectora y un automovilista se había producido en junio de 2022.

“Ustedes se apañan en el intendente. Ustedes se apañan en el intendente. Explíquenle al intendente que nosotros necesitamos trabajar y hay que entenderlo. ¿Me entiende? Hay que tener tolerancia, mínima tolerancia. Le tienen qu comentar al intendente, ya que ustedes dicen que hablan con el intendente. Tienen que hablan con el intendente y explicarle qué es lo que está pasando: que pasamos un año y medio de pandemia, que estuvimos seis meses cerrados porque la calle estaba cortada, que ahora pasan los colectivos y no podemos parar cinco minutos para bajar la mercadería en nuestros negocios para poder trabajar», dijo, alterado, la cabeza sangrando, el comerciante Gabriel Bet. }

El hombre protagonizó un altercado con una inspectora de tránsito de la Municipalidad de Paraná, que quiso multarlo por haber cometido una infracción de tránsito. La trabajadora, Liliana Carolina Vázquez, una mujer de 65 años, que desde 1994 es empleada en el Municipio, cumplió con su función, pero el comerciante no lo entendió así y empezó una discusión en plena calle. La inspectora le labró acta de infracción, el hombre se ofuscó, las actas labradas cayeron al piso, Vet se agachó a recogerlas, y en eso estaba cuando la inspectora le habría clavado una birome en la cabeza.

 

Las inspectoras están adiestradas ahora para  cumplir con su trabajo y soportar agresiones –que cada vez son más recurrentes- sin responder, y en todo caso llamar a la Policía cuando el clima se vuelva marcadamente hostil. El problema es que las agresiones son recurrentes.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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