Sobra decir a estas alturas de la pandemia que, pese a las numerosas contradicciones, y en ocasiones incluso arbitrariedad en algunas de las medidas adoptadas para mitigar el contagio del coronavirus, los confinamientos domiciliarios, el aislamiento social y el teletrabajo se han mostrado como pautas eficaces para prevenir su expansión. Sin embargo, y sin obviar la necesidad de acatar temporalmente estos nuevos hábitos para que la situación se estabilice, es interesante indagar en las consecuencias colaterales de dichas medidas.
Así, en la experiencia encontramos que los confinamientos vividos se han traducido en numerosas ocasiones en comportamientos poco saludables entre los que pueden incluirse el incremento del consumo de alcohol, los atracones de comida rápida o un aumento considerable del tiempo sentados en una silla, un sofá o frente una pantalla. Esto es así hasta el punto en que algunos científicos creen que la reducción de la actividad física experimentada durante los primeros meses de la pandemia podría conducir a un aumento anual hasta 11,1 millones de nuevos casos de diabetes tipo 2 y provocar más de 1,7 millones de muertes en todo el mundo.
“Existe una necesidad urgente de recomendar la actividad física durante la pandemia” explica el estudio.
Son, al menos, los datos que se desprenden de un estudio que bajo el titulo The Urgent Need for Recommending Physical Activity for the Management of Diabetes During and Beyond COVID-19 Outbreak se publica esta semana en la revista especializada Frontiers in Endocrinology. Sus autores, entre quienes se encuentran el profesor del Departamento de Educación Física de la Universidad Estatal de São Paul, en Bauru -UNESP- Emmanuel Gomes Ciolac e Isabela Roque Marçal, cursante de una maestría en la misma Universidad, subrayan de forma rotunda que “existe una necesidad urgente de recomendar la actividad física durante la pandemia“.
El peligro de la diabetes
La diabetes es la segunda enfermedad crónica no transmisible más prevalente en pacientes con COVID-19 y está altamente asociada con una mayor incidencia, gravedad y mortalidad de la enfermedad. “Estudios recientes han demostrado que las personas con diabetes corren un mayor riesgo de desarrollar la forma grave del COVID-19 y de fallecer si la afección no se controla adecuadamente”, declara Gomes Ciolac. “Por su parte, otros estudios han demostrado que el distanciamiento social y el confinamiento han redundado en una considerablemente disminución de la actividad física, un aumento del comportamiento sedentario, así como en una disminución de la calidad de la nutrición de las personas“, continua. “Nuestro artículo trata de servir como una advertencia sobre las consecuencias dañinas de estas tendencias”.
Las personas con diabetes corren un mayor riesgo de desarrollar la forma grave del COVID-19 y de fallecer si la afección no se controla adecuadamente” explica Gomes Ciolac, uno de los firmantes del estudio.