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Liga Profesional: Boca empató 0-0 contra Rosario Central en un feo partido

Boca Juniors, sumido en una etapa de transición en la que depende casi exclusivamente de la inspiración de sus individualidades, recibió a Rosario Central por la fecha 14 de la Liga Profesional, en un partido que tuvo como condimento la presencia del ídolo Carlos Tevez como DT del club rosarino.

El equipo de Hugo Ibarra volvió a jugar mal, no tuvo ideas y empataron 0-0 en La Boca. Ambos equipos fallaron un penal en la primera mitad: Rossi se lo atajó a Servio y el arquero Canalla se lo tapó a Pol Fernández.

Boca suma su segundo empate en cero consecutivo tras la parda contra Racing y no levanta futbolísticamente. El domingo juega contra Defensa en Varela y deberá mostrar otra cara.

El partido también ofreció atracción con rapidez, debido a que cuando se jugaban menos de diez minutos ocurrió una acción polémica. El árbitro Echavarría, a instancias del VAR, decidió cobrar penal para Central por un rebote que dio en el codo de Advincula, pero de manera totalmente casual.

La detención del juego, hasta que Servio remató, fue enorme. El público había empezado a alentar a Rossi desde los cuatro costados, y el jugador respondió atajando el tiro con las piernas. La gente, de inmediato, tomó posición y gritó que Rossi “es de Boca, y de Boca no se va”.

El que miraba asombrado desde afuera era Juan Riquelme, vicepresidente y uno de los apuntados por la no renovación del contrato de Rossi.

Boca, mientras tanto, no daba garantías en defensa, y cuando se lanzaba al ataque carecía de inventiva para generar peligro. La desorganización que tenía el conjunto local provocaba también el fastidio de algunos hinchas, que empezaron a perder la paciencia al final de la primera parte. La primera llegada fue un derechazo de Romero que salió por arriba del arco.

La chance inmejorable llegó en el descuento, por un penal a favor de Boca, también después de consultar al VAR. Servio, esta vez, acertó y tapó el tiro de Fernández.

El duelo se hizo deslucido en el segundo tiempo, y la lucha le iba ganando al fútbol. Los armadores de juego en el local (Romero y Fernández) dejaron el campo, para que Langoni y Ramírez pudieran revertir la situación.

Boca presionó pero no tenía claridad para generar desequilibrio. La sensación que dejó es que los conflictos externos están deteriorando a un plantel, que no encuentra el rumbo exacto que tiene que tomar.

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