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Tackleó al ladrón, lo entregó y luego le ofreció trabajo: el chico volvió, le pidió disculpas y se abrazaron

El dueño de un bar de la zona de Las Cañitas, en el barrio porteño de Palermo, detuvo mediante un tackle de rugby y le ofreció trabajo a un adolescente de 15 años que le había robado el celular a unas clienta con la modalidad delictiva conocida como “La Tapadita”.
Todo sucedió el lunes último por la tarde en la cafetería Dalchemist ubicada en la calle Báez 260.

Según se pudo ver en las imágenes de las cámaras de seguridad del local, un menor ingresó, se acercó a una mujer y le ofreció productos de limpieza.

Como la mujer se negó a comprarle, el dueño del lugar fue hasta la mesa y le pidió al menor de edad que se retire, fue por ello que el joven agarró los paños de limpieza y se retiró.

De forma inmediata, el hombre le preguntó a la clienta si tenía su celular y la mujer se dio cuenta que el adolescente se lo había robado.

Rápidamente el dueño salió corriendo a atrapar al ladrón y antes de que el joven lograra escaparse, el dueño se trepó a sus espaldas y lo redujo.

A los segundos, vecinos que pasaban por el lugar, clientes de la cafetería y hasta la propia víctima se acercaron a la calle donde el dueño tenía reducido al joven.

En todo momento el menor gritaba de forma desesperada que lo liberen. “Me pedía que lo suelte, que había robado para darle de comer a la familia”, contó Martín, el dueño de la cafetería.

También contó que “un hombre que en ese momento pasaba por la puerta lo tenía agarrado de la capucha y me pedía que no lo suelte, que le iba a venir bien pasar una noche en la
comisaría”.

“Mientras hacían el acta me comentaron que al mismo tiempo se denunciaron 5 hurtos con el mismo modus operandi, quizá el chico era parte de un grupo que intentó robar de manera coordinada”, sostuvo.

Pero la historia no terminó ahí, tras lo ocurrido, el dueño relató un momento especial que hubo antes de que la Policía se lo llevara.

“Uno de los empleados se acercó y me dijo se llama Martín, igual que vos, no podía creer la casualidad. Antes de que se lo lleven hablé con él, le dije que tenía otras opciones y que si no tenía para comer podía venir porque no le íbamos a negar un plato de comida”, contó.

Además, el hombre contó que le ofreció trabajo: “Hay que darle una oportunidad. Puedo tomar ese riesgo, aunque sea dos días para ver que pasa. ¿Qué me dijo?, se le cayó una lágrima”.

El reencuentro con el chico

El adolescente fue trasladado a la dependencia policial donde pasó la noche y al día siguiente el juez de menores en turno decidió su liberación.

Horas después, acompañado por el padre y otros familiares, el chico volvió al local gastronómico, le pidió disculpas al dueño del bar y se abrazaron.

“Sentí que no tenía maldad, que lo estaba haciendo por necesidad. Le miré las zapatillas rotas, ropa sucia. No iba para otra cosa”, señaló el hombre tras el reencuentro con el joven.

Por su parte, el chico dijo: “Necesitaba plata para darle de comer a mi familia. Le pedí perdón. Me dijo que me iba a ayudar, que le iba a dar laburo a mi hermano”.

“Se entiende que hay otro camino, voy a hacer las cosas bien, iré al colegio como antes”, afirmó el menor.

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