EN la dura lucha por quedarse en la B Nacional ganar anoche, para Atlético Paraná, era una obligación. Y así fue. Le ganó 1 a 0 a Instituto de Córdoba en el Mutio, subió un escalón en el promedio del descenso y mira con mayor optimismo su futuro.
El abrazo que se dieron todos tras el final del partido y las sonrisas rumbo al vestuario fueron las claras muestras de que el equipo se había sacado una presión importante.
Y no le ganó a cualquier rival. Fue a la Gloria de Iván Delfino que pelea el ascenso a Primera A. Y casi no le dio chances de pelear el partido.
Ni en el primer tiempo donde el Gato lo atacó por aquí y por allá hasta que el gol cayó como causa consecuencia. Ni en el segundo tiempo donde, en un cambio táctico drástico, decidió defender el fuerte de cualquier ataque. Y así lo hizo.
El fútbol puede dar distintas impresiones. Por Atlético Paraná dirán que el equipo dominó el primer tiempo y se defendió en el segundo. Justo ganador.
En Córdoba dirán que Instituto regaló un tiempo, dominó el segundo tiempo. Injusto perdedor.
Pero a decir verdad estuvo bien que gane el local. Porque cuando ejerció el dominio, llegó al gol. Y tuvo varias chances más. Y cuando decidió retrotraer las líneas (la lesión de Cadenazzi influyó) lo hizo de manera estratégica e incluso de contra pudo meter alguna chance más.
Paso a paso. Aliados al esquema 4-4-2 los de Ortíz (que en los últimos 7 partidos apenas perdieron 1 vez y comienza a ser una respetable estadística) metieron en su área al desconcertado Instituto. Chitero y Ekkert inyectaron de dosis ofensiva por los carriles, Cadenazzi las peleó a todas y los doble cinco metían presión y presencia. Firmes atrás, los marcadores laterales pasaban al ataque, sin perder de vista a los puntas visitantes, especialmente al Tanque Gotti que siempre estuvo fuera de partido por mérito de la última línea. Y es ahí donde de Villa Urquiza vino el gol. Fueron todos a buscar un centro que vino desde la izquierda, aparece la cabeza de Manchot para desviar y Morales, también de cabeza corrige y hace justicia de una injusticia.
Y ahí empezó otra partido. Acaso por la cabeza de los jugadores locales pasa el momento en el promedio y voluntariamente se retiró del campo enemigo. Puede que la lesión del delantero Cadenazzi fue un motivo. Pero el escape a la victoria se acentuó en el segundo tiempo. Paraná terminó defendiendo la victoria con una línea de 5 en defensa, 4 volantes y un punta para correr. Pero se oxigenó el equipo, doblegó marcas e incluso de contra pudo correr el partido y correr un poco más adelante la escena del partido. Pero hubo méritos para ganar también. Porque la Gloria, que empezó a meter cambios ofensivos (ingresó el ex Patronato Jara por ejemplo) nunca fue claro en su intención del empate. Paraná estuvo firme de punta a punta. Y a pesar de la caída del soldado Cadenazzi, el cansancio y la presión, se mantuvo firme en la cancha y ganó sumando virtudes. Todos los argumentos (desde lo táctico hasta el sacrificio 100 por ciento) lo llevaron a la victoria. Jugó para quedarse.
EZEQUIEL RE .EL DIARIO
