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Hay lista de espera en refugio para gente en situación de calle

La calle no es lugar para vivir, es el lema que eligen las organizaciones que, cada noche, salen a recorrer las calles en Paraná para asistir a las personas en situación de calle. Pero en la calle hay personas en situación de calle. Y aunque en 2020 la pandemia de coronavirus impuso un estricto aislamiento social, preventivo y obligatorio, hubo muchos que siguieron en el mismo lugar de siempre, y con necesidades crecientes.

Mariano Martínez, que es parte de la coordinación del Hogar de Cristo que funciona en el Santuario de Lourdes, dice que se calcula que unas 60 personas hay en situación de calle en Paraná, aunque no siempre pueden permanecer en el lugar que escogen para pernoctar. A veces, la Policía los corre. Por eso, cada noche, los voluntarios que recorren las calles distribuyen en promedio 30 viandas de comida.

Son tres las organizaciones que trabajan en forma coordinada, de lunes a viernes, para recorrer de noche las calles de Paraná y asistir con una ración de comida a la gente en situación de calle: el Hogar de Cristo, que surgió para contener a los jóvenes ganados por las adicciones pero que con la pandemia amplió su actividad; un Cielo Nuevo, el grupo de chicos que funciona en la parroquia Nuestra Señora de la Piedad; y la histórica Suma de Voluntades. «Efectivamente, las viandas que hacemos son para 30 personas», confirma Anabella Albornoz, referente de esta última organización.

«Nos organizamos  entre todos los movimiento que acompañamos a la gente en situación de calle para dar atención cada día de la semana, de lunes a viernes. También nos hemos encontrado con gente que sale a repartir viandas también, y hemos pedido que se pongan en contacto para poder organizarnos mejor y aunar esfuerzos, pero no nos han respondido. Pero con Suma y Un Cielo Nuevo sí trabajamos coordinadamente», asegura Mariano Martínez.

El Estado ha dispuesto dos dispositivos para recibir a la gente que vive en situación de calle: la Residencia Teresa de Calcuta, que funciona en Avenida Don Bosco al 1700, que aloja a mayores de 60 años, con una capacidad para 12 personas, hoy totalmente ocupada; el otro sitio es el Centro Integrador Comunitario (CIC) de la zona Este, ubicado en calles Ferraroti y Blas Parera.

Leonardo Sarli, responsable del Refugio del CIC Este, dice que el lugar tiene capacidad para 43 personas, «que está completo y tenemos lista de espera como de 15 personas. Ese número se redujo, porque muchos casos se fueron solucionando; mucha gente consiguió trabajo; o se fue a alquilar; y otros también han restablecido sus vínculos familiares».

La situación de ese refugio había sido puesta en alerta por la Defensora Adjunta de la Defensoría del Pueblo, Cecilia Pautaso, quien, en declaraciones que formuló a LT14, alertó que con la llegada de las bajas temperaturas hay varias personas en lista de espera “pero lo cierto es que no están dando abasto”.

En 2010, el Concejo Deliberante de Paraná  sancionó la ordenanza N° 8.932 por la que se planteó un tratamiento amplio de la problemática de la gente que vive en la calle, que excede el plato de comida y el techo. El espíritu de la norma coincidió con la idea que sostuvo hasta el cansancio el médico Pedro Moia, fundador del primer grupo solidario que empezó en 2001 recorriendo las calles con alimentos y ofreciendo compañía, conversación, contención emocional. El grupo se llama Compartir y continúa todos los miércoles, pese al fallecimiento de Moia.

La ordenanza fija la creación de un programa de Asistencia Integral para Personas en Situación de Calle, en el ámbito de  la ciudad de Paraná.  Establece entre los objetivos esenciales “el abordaje integral en forma inmediata en la situación de crisis y la promoción de su desarrollo humano”. En ese marco, ordena la implementación de un  Alojamiento Municipal Transitorio adecuado a quienes habitan en los espacios públicos, pudiendo desde ahí atender  el estado físico, psíquico y social de las personas en situación de calle; gestionar  las asistencias necesarias en la emergencia; promover el desarrollo humano de los destinatarios; coordinar intervenciones en otros organismos públicos, públicos no estatales y/o privados; establecer guardias rotativas y/o pasivas de atención; adquirir unidades móviles para rescatar y trasladar a las personas y asesorar acerca de las coberturas sociales existentes en el ámbito público y público no estatal, entre otras funciones.

En 2016 esa ordenanza fue modificada por la N° 9.394, que previó, entre otras disposiciones, “la habilitación de un Alojamiento Municipal Transitorio adecuado para personas que habitan en los espacios públicos, estableciendo guardias activas y/o pasivas de atención, la adquisición de unidades móviles para su rescate y traslado, estando a cargo de un equipo interdisciplinario dependiente de la Secretaría General y de Derechos Humanos, definir las políticas de seguridad, salud, empleo, vivienda y educación, destinadas a personas en situación de calle”.

Pero la pandemia y la crisis social que vino asociada han hecho estragos.

El lunes 16 de marzo de 2020, el día que comenzó el aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus, dejó de funcionar el Comedor María Reina, que funcionaba en la parroquia San Miguel, y alimentaba a unas 60 personas en situación de  calle. Los responsables dijeron entonces que mientras se extendiera la pandemia, la situación se mantendría así.

No sólo que la pandemia siguió en 2021, sino que en los últimos días se agudizó. El comedor no ha vuelto a abrir.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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