Un estudio de Greenpeace da cuenta del monstruoso impacto ambiental de las quemas intencionales del delta del Paraná. El agronegocio goza de buena salud y ni rastro de la ley de humedales. Argentina multiplica así su aporte al calentamiento global.
“A pesar de su importancia en la regulación del AGUA y el CLIMA de la región, el delta del Paraná se encuentra amenazado principalmente por la INDUSTRIA GANADERA E INMOBILIARIA. Ante la actual crisis climática, ambiental y sanitaria, necesitamos MEDIDAS URGENTES Y CONCRETAS para proteger el delta del Paraná”.
Un 95 % de los incendios ocurridos a nivel nacional se debieron a intervenciones humanas. Con trescientas mil hectáreas arrasadas por el fuego, ENTRE RÍOS es la segunda provincia más afectada después de Córdoba. A nivel país, la cifra supera el MILLÓN DE HECTÁREAS quemadas desde comienzos de año.
El delta del Paraná es una zona rica en humedales, ecosistemas donde el AGUA es protagonista y cuyo aporte esencial es la REGULACIÓN de INUNDACIONES y el CLIMA en la región, aportando a su vez a mitigar la CRISIS CLIMÁTICA en curso. A más incendios, más emisiones y menos capacidad para restablecer el equilibrio natural en el marco de la crisis climática y ecológica global.
Concluye un año con Argentina en llamas en plena pandemia, con los desmontes sin pausa, sin presupuesto para la ley de bosques y con el proyecto de humedales nuevamente cajoneado, en el marco de una avanzada extractivista con las megagranjas porcinas y los intentos de imponer la megaminería en Mendoza y Chubut.
Fundación ECO Urbano