ActualidadPolitica

Ramiro Pereira sobre Milei: “No hay forma que un ajuste fiscal no lo sufran tales “argentinos de bien””

A continuación, su columna de opinión:

“El hombre hizo posible lo improbable y ganó las elecciones. Ahora le ha de tocar gobernar. No obstante ello, en sus alocuciones siguen apareciendo las referencias a los “argentinos de bien” y a la “casta”, lo que de persistir habrá de configurar un nuevo “relato”.

Conviene referir que “la casta” parece no incluir a los sectores de la política y el empresariado que lo acompañarán en el nuevo gobierno, incluso algún reciente ex funcionario del gobierno saliente de Fernández.

Recordemos lo que sabemos por el kirchnerismo y su constantes referencias a los “medios hegemónicos” y a la “oligarquía”: ese relato es la operación populista por excelencia, que busca un enemigo a quien echarle la culpa.

Pero la cuestión ahora no debiera ser buscar tales enemigos, sino buscar (y encontrar) soluciones.

Escuché atentamente al presidente electo, quien sigue señalando que el ajuste lo hará “la casta” y no “los argentinos de bien”.

Si este último concepto engloba al grueso de la población, incluyendo, por cierto, a la mayoría del pueblo argentino que lo acompañó con su voto, sencillamente no hay forma que un ajuste fiscal no lo sufran tales “argentinos de bien” (el pueblo bueno, en clave populista).

Y es que no dan los números. Un ajuste puede ser algo equitativo o no serlo. Puede tener sentido de futuro o no tenerlo.

Pero un ajuste fiscal significativo necesariamente toca previsión social, subsidios (como la energía y el transporte) y empleo público (es cuestión de ver los números de la ejecución presupuestaria).

De igual modo la obra pública, salvo que haga verdad la magia de una gigantesca financiación privada de aquella.

Señalemos lo obvio: ese dinero que no circule, en lo inmediato al menos, tendrá efecto recesivo. Es decir, va a afectar a “los argentinos de bien”.

En el mejor de los casos, el doloroso ajuste tendrá efectos benéficos en un mediano plazo tirando a corto. Si detiene la alta inflación, es probable que así sea. Ello dependerá también de los azarosos designios de la economía mundial (tasa de interés de la FED, precios de los comodities, etc).

En los ’90, Menem se ufanaba de haber realizado “cirugía mayor sin anestesia”. Pero es de buen médico evitar -en lo posible- el dolor y para ello suele ser aconsejable el bisturí antes que una motosierra. En todo caso, el “lápiz rojo” de Angeloz sugiere corrección para, en el marco de un ajuste racional, asignar prioridades con algún criterio razonable, actuando “con sintonía fina”.

En el fondo, el peronismo (1) que sale de gobierno, hizo un ajuste fenomenal vía inflación.

El presidente electo ha dicho que ganó diciendo que hará un ajuste. Pero no es cierto que tal ajuste lo vayan a pagar los políticos, los empresarios colusivos  (¿la patria contratista?) y otras entidades malignas afines.

“Gobernar no es payar” dijo Alvear en 1930 (2). Le ha de tocar muy pronto dejar de payar y domar el potro de la realidad, la que suele vengarse de los asuntos irresueltos.

(1) Cada vez cuesta más pensar la política argentina en términos de los antiguos partidos. Quizá haya que tomar como referencia el caso de Colombia, donde siguen operando las viejas tradiciones liberal y conservadora, aunque desprovistas de su otrora vigorosa significación política y por cierto, de su pujanza electoral.

(2) La frase la pronunció el ex presidente radical Marcelo T. de Alvear en una dura carta desde París, a pocos de días del derrocamiento de Yrigoyen, cuestionando al segundo gobierno de su correligionario. Pero la frase de Alvear es válida en cualquier contexto histórico: es válida hoy como pudo haberlo sido hace casi cien años y de modo elocuente, sirve medir la  distancia que hay entre la consigna electoral y la realidad trabajosa de los gobiernos, realidad que, como señalaba Alberdi, no se conjura con meras palabras ni con leyes y decretos”. (APFDigital)

Publicaciones relacionadas

Close
Close