Rápidamente, la sargento y el cabo primero Walter Chaparro descendieron del patrullero para socorrerlos y sin dudarlo un momento, iniciaron el traslado hacia el hospital materno-infantil San Roque. De camino, sirena y bocinazos de por medio, modularon al 911 para que, al llegar al nosocomio, todo estuviese listo para atender al pequeñito.
Al llegar al hospital de niños, lo ingresaron rápidamente y lo intubaron. “Estaba con vida”.
“Uno como policía está preparado para cualquier cosa, pero con los chicos es otra cosa”, confesó el policía. El chiquito no tenía signos vitales, no respondía a nada, y cuando abrió los ojos fue un alivio para su abuela y los héroes que habían acudido a la ayuda de ambos.La abuela del bebito, les comentó a los uniformados que cuando ella entró a la habitación, notó que no respiraba. Y en la desesperación, salió a la calle a pedir auxilio. “Son las cosas de Dios, porque fue cuando justo pasábamos en el patrullero”, aseguró el policía.