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El fastidio de Nahir Galarza por el partido de la Selección y la vuelta de su padre a la Policía

Eran las 14.45 del martes y en la sala de audiencias de los Tribunales de Gualeguaychú no eran pocos los que miraban la hora. En quince minutos, la Selección Nacional se jugaba la dramática clasificación a los octavos de final del Mundial de Rusia ante Nigeria y los alegatos de la defensa de Nahir Galarza no habían terminado.

“Seré breve porque, y tenemos que ser sinceros, probablemente todos queremos ver el partido, que está por empezar “, dijo Sebastián Arrechea, abogado querellante por parte del padre de Fernando Pastorizzo, asesinado el 28 de diciembre de 2017. Antes, Rubén Virué, que representa a Silvia Mantegazzo, la madre de la víctima, había dicho lo mismo, palabras más, palabras menos.

“Qué me importa el partido, es una falta de respeto”, dijo en voz baja Yamina, la madre de Nahir -que lloró gran parte de la audiencia del martes-, mientras su marido, Marcelo Galarza, la consolaba. Los fiscales Lisandro Beherán y Sergio Rodoni Caffa pidieron que sea condenada a prisión perpetua.

Al final de la jornada, cuando la mayoría salió con paso ligero para ir a ver al equipo de Lionel Messi, Nahir se quedó cinco minutos con sus padres, que siguieron la audiencia durante seis horas, antes de ser trasladada a su celda de la Comisaría de la Familia y del Menor.

“A mí tampoco me importa el Mundial, esto es demasiado importante como para que hablen de fútbol”, le dijo Nahir a su madre Yamina. “Es una falta de respeto no solo para nosotros sino para la otra familia”, murmuró.

Tal como anticipó este martes Infobae, Nahir tuvo la intención de decir las últimas palabras, derecho que le ofreció el presidente del Tribunal, Mauricio Derudi, al final de los alegatos y antes de la próxima audiencia, que será el martes 3 de julio, cuando se dicte la sentencia.

Pero José Ostolaza, uno de sus abogados, le pidió que no dijera nada. El día anterior, la joven de 19 años había declarado durante dos horas, entre lágrimas y silencios porque, según ella, no podía seguir hablando.

Según pudo reconstruir Infobae, Nahir quería defender lo que ella considera el “honor” de su padre. “Se sintió dolida por la descalificación que sufrió Marcelo, para ella siempre será su héroe”, dijo un familia de la acusada.

En la réplica a los alegatos de Ostolaza, José Peragallo -abogado de la querella que representa a Gustavo Pastorizzo, padre de Fernando-, en un momento puso en duda la versión de Marcelo Galarza sobre el motivo por el que, según el hombre, tenía una bala en la recámara en la pistola 9 milímetros con la que Nahir mató a la víctima. Había dicho que su pistola estaba en esas condiciones por cuestiones de seguridad ante una posible venganza. “No me consta”, dijo Peragallo sobre los tres episodios que vivió el policía en su carrera y fortalecen ese temor a ser atacado: un enfrentamiento con un hampón que para la Justicia se trató de una legítima defensa, un atentado en la casa de su madre con una granada y la captura de un asesino que se resistió y le provocó un corte profundo en la cara.

Galarza se mostró molesto por lo que consideró una falta de respeto. “Ni pienso responder ante una mentira. Está todo probado, incluso salió en los diarios”, le dijo a su abogado. La foto del padre de Nahir herido, como consecuencia de la agresión que sufrió en Gualeguay, consta en la causa por ese hecho.

¿Que pasará con el padre de Nahir? La querella lo sigue cuestionando por lo que considera una negligencia por el arma reglamentaria que dejó sobre la heladera. Contra Galarza hay un pedido de sanción por el tema del arma, que podría derivar en un arresto si lo determina. “Hasta ahora está en pleno proceso de defensa, no hay nada firme y hay que ver qué resuelve el Tribunal de Disciplina”, dijo Horacio Dargainz, uno de los abogados de Nahir.

El hombre sigue de licencia y, según dijo su entorno, debería volver a la fuerza el 3 de julio, pero ese día no podrá: se sabrá si su hija es condenada a perpetua o a una pena menor.

Galarza pidió diez días más de licencia. “Sus superiores lo aceptaron y lo respaldaron”, dijo uno de sus abogados. Será jefe de turno de la Jefatura Departamental. Le darán otra pistola porque la suya sigue bajo secuestro de la Justicia. Solicitó, de ser posible, que sea sacado de la calle. El motivo está claro: con todo los qué pasó, no quiere exponerse a ninguna situación callejera que le genere problemas. Al principio de la audiencia, a él y a su mujer un grupo de personas les había gritado asesinos.

 

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