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Esto es lo que sienten las personas que viven una experiencia cercana a la muerte

Por muchas conjeturas, teorías y creencias que el ser humano haya desarrollado a lo largo de los años, la cruda realidad es que nadie sabe con certeza qué ocurre en el momento de la muerte. Es el misterio definitivo, la madre de todas las preguntas. Y es por ello que las vivencias de aquellos con un pie en el más allá, las experiencias cercanas a la muerte (ECM), nos llevan asombrando, al menos, desde la época de los antiguos griegos.

Cuando alguien se despierta de un coma, la sociedad hace patentes sus ganas irrefrenables por saber de primera mano qué ha visto el nuevo lázaro, qué se siente o si se ha reencontrado con alguien conocido. Lo cierto es que aquellos que han pasado por una ECM suelen recordar la experiencia con bastante detalle, o, al menos, eso afirman. Sus relatos apelan a la gran preocupación del ser humano (es decir, qué ocurrirá con él una vez abandone este mundo) y es por ello que la fascinación contemporánea por el fenómeno se haya plasmado en cantidad de ‘bestsellers’ y ‘blockbusters’.

Una investigación publicada en el ‘Journal of Near-Death Studies‘ sostiene que, en realidad, no es una experiencia tan poco común y asegura que entre un cuatro y un ocho por cientode la población mundial ha pasado por algo así. No obsante, fue el enfoque pionero de Raymond Moody, psiquiatra forense y doctor en filosofía, en su libro ‘La vida después de la vida’ el que abrió el camino a las investigaciones y relatos posteriores. A estas alturas, es poco probable que alguien que haya experimentado una ECM en el mundo occidental no lo haya descrito ya en un estudio científico o en el formato de un libro o documental.

Espiritualidad y ciencia, ¿unidos?

Entre todos ellos, quizá el más notable sea ‘La prueba del cielo‘, uno de los grandes éxitos editoriales de la última década. En dicho libro, el neurocirujano Eben Alexander relata que mientras estuvo siente días en coma, vivió una serie de vivencias extracorporales que transformaron por completo su mentalidad. La de Alexander fue una lucha contra la “ciencia dogmática” y, no exento de polémicas, afirma que no dejar de lado la espiritualidad “cambiará para siempre la forma en que nos entendemos y experimentamos a nosotros mismos”.

Justamente esa unión entre lo místico y lo científico a la que se refiere Alexander en sus libros es la que ha puesto a prueba una nueva investigación proveniente de Bélgica. Dicho estudio, publicado en ‘Frontiers in Human Neuroscience‘, asegura que las ECM pueden tomar formas muy diferentes y, aunque ahora nos parezcan clichés asentados gracias a las novelas y películas, hay varias que se suelen repetir: una desconexión con el propio cuerpo, un largo túnel, una luz intensa, radiante y blanca, una sensación de paz interior… La investigación examina con qué frecuencia y en qué orden ocurren las ECM y se trata, según afirman sus autores, del primer intento “formal y riguroso” de responder a estas dos inquietantes preguntas.

 

Con esto en mente, el equipo belga ha analizado los testimonios por escrito de 154 personas que afirman haber pasado por una ECM. Según sus resultados, el 80% de los encuestados experimentó una sensación de paz, el 69% describió una luz brillante y el 64% aseguró haber contactado con espíritus o personas. Sin embargo, el orden con el que cada uno experimentó estas sensación no fue todo lo regular que se esperaba.

Sin orden ni concierto

Un poco más de un tercio de los encuestados señalaron que la experiencia de sentirse fuera de su cuerpo fue lo primero que notaron, siendo lo último el retorno a su forma física. Según las estadísticas, la secuencia más común implicaba sentirse fuera del cuerpo, el túnel, ver una luz brillante y finalmente una sensación de paz. Sin embargo, a pesar de ser el orden más común, esta secuencia en particular tan solo la compartieron seis de los 154 encuestados. En otras palabras, no hay indicios suficientes para concluir que hay un orden concreto.

“Nuestros hallazgos demuestran que las ECM no tienen por qué pasar por todas las fases, las cuales parecen no tener un orden fijo”, afirma Charlotte Martial, neuropsicóloga del Centro Hospitalario Universitario de Lieja. “Si bien las ECM presentan rasgos en común para pertenecer al mismo fenómeno, observamos sin embargo una variabilidad temporal en la distribución de las distintas sensaciones. Esto plantea preguntas significativas sobre qué rasgos de este tipo de experiencias deberían ser considerados como universales y cuáles no”.

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